Los flujos de remesas hacia América Latina se desaceleraron al 7,7% en 2023, acumulando los US$156.000 millones, de acuerdo con un informe del Banco Mundial publicado en junio de 2024. Y pese a que la región tuvo un alto desempeño, a nivel global el envío de remesas solo creció 0,7%.
Pero más allá de las cifras, y del fenómeno de evolución constante que está teniendo en América Latina este movimiento de divisas, surge una pregunta: ¿las remesas tienen un impacto positivo o negativo en las economías de la región?
Aunque los resultados son ambiguos y las mediciones varían de país a país, un estudio presentado por el FMI demostró cómo el crecimiento económico y la participación laboral se ven afectados por la salida de la fuerza de trabajo desde sus países de origen, y cómo las remesas compensan parte de estas pérdidas, pero no en todos los casos llegan a ser suficientes.