El Gobierno de Bolivia anunció la semana pasada con entusiasmo el descubrimiento de un “megacampo” de gas natural en la provincia de Caranavi (La Paz), cuya reserva es de 1,7 trillones de pies cúbicos (TCF). El presidente boliviano, Luis Arce, catalogó el complejo como “el tercer mejor campo de todo el país” y anunció que convertiría a la región en una fuerte productora del hidrocarburo, según un reporte de Bloomberg Línea.
El país viene atravesando una compleja situación económica debido a la escasez de dólares y el déficit hidrocarburífero. Luego de la bonanza experimentada entre 2005 y 2014, la industria gasífera se estancó en el país ante la falta de inversión en exploración. En 2022, Bolivia se convirtió en importador neto de energía por primera vez en décadas.
Si bien el nuevo megacampo podría generar ingresos equivalentes a los US$6.800 millones, gracias a una producción potencial de 10 millones de metros cúbicos día (MMm3d), los analistas apuntan a que los efectos de este hallazgo tardarán porque poner el yacimiento en explotación llevará entre 3 y 5 años, dada la necesidad de construir infraestructuras de explotación, transformación y transporte.