El mundo aún está asimilando la velocidad de los acontecimientos que derrocaron a Bashar Al-Assad luego que su familia permaneciera más de 50 años en el poder.
Según reportó Bloomberg News, los insurgentes dirigidos por el grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham capturaron las ciudades cruciales de Alepo y Hama, antes de acercarse a Homs y Damasco; y el domingo por la mañana, los rebeldes tomaron el control de la estación de televisión y aclamaron la “caída del régimen criminal de Assad”.
Assad decidió dimitir y abandonar el país. Mientras huía a Moscú, los saqueadores empezaron a atacar el palacio presidencial y la gente salió a las calles de Damasco para celebrar su caída. Sin embargo, en el ambiente está la perspectiva de más agitación y violencia a medida que los grupos se disputan el control.