Andrea, como muchos otros en Perú, soportó el impacto devastador de la pérdida de empleo en una nación muy afectada durante la pandemia. Su situación empeoró al sufrir violencia en su hogar, crisis que se intensificó durante el encierro. En aquel entonces, Andrea llamó a la Línea 100 para pedir ayuda y fue remitida a Hogares de Refugio Temporal (HRT), donde ella y sus hijos fueron alojados y recibieron la atención adecuada.
Así como a Andrea, en 2021 este servicio atendió a 2350 personas a través de 22 HRT en Perú. Además, 8196 sobrevivientes recibieron asistencia psicológica como parte de este servicio, contribuyendo a su recuperación emocional.
En América Latina y el Caribe (ALC), el porcentaje de mujeres que reportaron que sus parejas abusaron física y sexualmente de ellas en algún momento de sus vidas, oscila entre el 16 % en Panamá hasta más del 42 % en Bolivia. La historia de Andrea es un caso representativo en la región, y su experiencia resalta la necesidad de estrategias integrales para abordar la Violencia de Género (VG). A pesar de los recientes esfuerzos por actualizar las leyes para abordar la VG y el tema crítico del feminicidio en ALC, todavía existen altos niveles de justificación social, normalización y aceptación de la violencia .
En Perú, por ejemplo, un sorprendente 59 % de la población muestra tolerancia social hacia la violencia contra las mujeres , según lo informado por la última Encuesta Nacional sobre Relaciones Sociales (ENARES). Esto produce daños inmediatos y a largo plazo a los sobrevivientes y sus familias, mientras que impone costos económicos considerables a la sociedad.
Para enfrentar estos desafíos se requiere no sólo una reforma legal, sino también un cambio en las actitudes, normas y comportamientos sociales. Por lo tanto, las medidas efectivas incluyen enfoques multisectoriales que involucran tanto a hombres como a mujeres, se centran en un esfuerzo colectivo, incluyen a poblaciones jóvenes, etc. Esto puede implicar una combinación de transferencias de efectivo con empoderamiento económico de las mujeres, debates sobre la VG, programación transformadora de género, intervenciones para parejas, programas para padres, activismo comunitario e iniciativas escolares.
Aprovechar los datos en Perú
Los efectos de la pandemia sobre la VG todavía resuenan hoy en día, como lo destaca un estudio reciente que encontró que los hogares que tenían más probabilidades de perder su trabajo durante COVID-19 experimentaron aumentos de VG. Perú se vio particularmente afectado por la pandemia y experimentó un aumento del 48 % en la tasa de incidencia de llamadas a su línea directa de violencia doméstica.
En respuesta, Perú ha implementado una variedad de iniciativas que sirven como valiosos estudios de caso de los cuales aprender . Entre estos esfuerzos, es clave la mejora del Sistema Centralizado de Respuesta a Emergencias del Perú, que ha mejorado las capacidades de sus líneas directas de emergencia a través de servicios de geolocalización, software y equipos avanzados, y capacitación integral sobre gestión de emergencias por VG y desarrollo de protocolos para operadores de líneas directas y socorristas. Además, Perú está recopilando y analizando datos sobre la efectividad de sus políticas, estableciendo un punto de referencia regional para el uso de enfoques basados en datos para desarrollar intervenciones y medir su éxito.
Trabajar juntos contra la violencia de género
Actualmente, el Banco Mundial participa activamente en el apoyo a la agenda de prevención y respuesta a la VG en Perú, en colaboración con el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP). Por ejemplo:
- Una aplicación móvil, Yanapp, informa a los sobrevivientes sobre cómo prevenir VG, especialmente en situaciones de emergencia, a través de esfuerzos comunitarios.
- Un curso sobre prevención del acoso sexual en las universidades.
- Una estrategia de comunicación para adolescentes que incluye material apropiado para su edad, como cómics.
- Apoyo a la implementación de los centros ALEGRA, que brindan asistencia jurídica a través del Proyecto de Mejoramiento de los Servicios de Justicia.
El MIMP también se ha asociado con investigadores del Laboratorio de Innovación de Género de ALC del Banco Mundial, la academia y la organización sin fines de lucro Innovaciones para la acción contra la pobreza (IPA, por sus siglas en inglés) para evaluar la intervención Líderes en Acción (LIA). LIA capacita a líderes de organizaciones locales para llevar a cabo campañas de capacitación y concientización siguiendo un plan de estudios específico destinado a cambiar las normas sociales en torno a la violencia.
Esta intervención tiene como objetivo probar el marco de voluntariado comunitario de salud, para ver si se puede adaptar para trabajar en la prevención de la VG. El experimento prueba diferentes enfoques innovadores para implementar el programa; por ejemplo, la intervención estudia cómo involucrar a los líderes comunitarios en campañas de concientización puerta a puerta y el potencial del entretenimiento educativo para complementar los esfuerzos tradicionales. El conocimiento generado por esta evaluación puede informar la ampliación de componentes rentables a la región.
Las diversas e impactantes estrategias implementadas en Perú demuestran un enfoque progresivo para abordar la VG . Promover la autonomía económica y oportunidades laborales de calidad para las mujeres, es clave en este enfoque, lo cual es un desafío que forma parte de una estrategia de género más amplia. Estas medidas, respaldadas por el Banco Mundial y otros socios, significan un cambio esperanzador hacia la reducción de la VG en ALC.
Estos esfuerzos no solo brindan apoyo inmediato a sobrevivientes como Andrea, sino que también preparan el camino para un futuro en el que las historias de prevención, resiliencia y recuperación se vuelvan más comunes, avanzando hacia una sociedad libre de violencia de género.
Fuente: El Banco Mundial en Perú