a carrera presidencial más turbulenta de EE.UU. en décadas entra en sus últimas horas. Kamala Harris y Donald Trump están separados por el más estrecho de los márgenes en las encuestas –que muestran que la elección de este martes es una moneda al aire– y por un abismo en su visión futura de la principal potencia económica y militar del mundo.
Los votantes estadounidenses elegirán o a su primera líder mujer, negra y asiática, o volverán a nombrar a un jefe ejecutivo que busca un regreso sin precedentes a la Casa Blanca que dejó hace casi cuatro años.
En el último periodo, EE.UU. ha vivido el estallido de grandes guerras en Europa y Medio Oriente, un aumento de la inflación como ningún estadounidense menor de 40 años había presenciado jamás; y una revocación del derecho al aborto federal por parte de la Corte Suprema.
Durante la campañana electoral, a estos temas se sumaron los aspectos migratorios, arancelarios y presupuestarios que afectan al país y un público clave al que Trump y Harris intentaron conquistar fue a los latinos con derecho al voto.
Si bien este grupo alcanzará este año el porcentaje más alto en la historia electoral del país, su histórico respaldo a los demócratas no está garantizado y factores como su condición económica y los incentivos para la generación de empleo serán decisivos en su voto.