La buceadora que lucha por los cenotes en México

La buceadora que lucha por los cenotes en México
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Camila Jaber ha ganado el premio CreateCOP26, una iniciativa que reconoce propuestas artísticas que ayudan a afrontar el cambio climático. Los cenotes son un ecosistema delicado que conecta las aguas subterráneas de la Península de Yucatán con el océano y la principal fuente de vida de la zona. Ahora, están amenazados por el turismo masivo, el desarrollo urbano sin control, los pesticidas y fertilizantes.

“Mantengo muy presente el primer momento que sentí la presión del mar, el abrazo, el voltear a ver hacia arriba y ver esa masa de agua sobre mí y el sentimiento de paz que emergía dentro de mí”.

Así recuerda Camila Jaber su primera inmersión a pulmón en el mar. La mexicana, de 25 años, ha unido su pasión por la apena y por el medio ambiente como forma de vida.

En 2020, esta joven de Quintana Roo, logró el récord nacional en apnea sin aletas con una marca de 58 metros. Inspirándose en su experiencia como deportista, crea obras de arte que conciencian sobre los problemas de los océanos y de los ecosistemas de agua dulce.

 

“Yo soy Cenote.

Soy luz y oscuridad.

Mis aguas se adornan con cortinas de rayos de sol y se transforman en magia.

Estoy vivo”

En ´Soy Cenote’, un video que le ha valido el primer premio en el certamen CreateCOP26, Jaber baila, con la destreza de una sirena, en las profundidades de uno de los acuíferos de la península de Yucatán.

“Yo soy Cenote.

Estoy contaminado.

Soy parte de un sistema complejo pero vulnerable.

Aguas residuales y fertilizantes se filtran por el suelo hasta llegar a mí.

Necesito tu ayuda tanto como tú necesitas la mía.”

La narración prosigue mientras Jaber se encoge en postura fetal y se deja hundir sin oponer resistencia.

Los cenotes son un ecosistema delicado que conecta las aguas subterráneas de la Península de Yucatán con el océano. Unidos entre sí a través de miles de pasajes subterráneos inundados, los cenotes son ventanas al Gran Acuífero Maya, la principal fuente de vida de la zona.  Están amenazados por el turismo masivo, el desarrollo urbano sin control, los pesticidas y fertilizantes.

El Gran Acuífero Maya

En abril del 2020, Jaber se incorporó como embajadora del Proyecto Gran Acuífero Maya. “Al sumergirme en los cenotes he podido ver el deterioro que han sufrido, desde la calidad del agua debido a aguas residuales que llegan a estos cuerpos de agua, hasta basura”, explica en la web del proyecto.

El video ‘Soy Cenote’ hace un llamamiento a la industria del turismo para que reconozca su contribución destructiva a la crisis del agua y al cambio climático, explican desde Art Partner, organizadores del certamen junto a la oficina para América Latina de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

¡Me siento más que honrada por haber sido elegida entre cientos de candidaturas de 54 países diferentes!, dijo Jaber en un mensaje en su cuenta de Instagram en el que felicitó al también mexicano Samuel Antonio Pineda Manzana, que quedó como finalista.

La estudiante de Ingeniería en Innovación y Desarrollo quiere trabajar “en la falta de acceso a servicios públicos vitales en comunidades aisladas, pues el acceso al agua es lo más importante para que puedan ser parcialmente autosostenibles, así como desarrollar proyectos educativos que promuevan la independencia a comunidades rurales en base a su producción”, cuenta en una de sus páginas webs.

Arte para concienciar sobre el cambio climático

CreateCOP26 recibió cientos de propuestas de 54 países de seis continentes. Ocho jurados seleccionaron a la ganadora y nueve finalistas.

El también mexicano Samuel Antonio Pineda Manzana, de 24 años, logró uno de los segundos puestos con la obra «Primero en casa, luego en el mundo”. El corto pretende que los espectadores adopten hábitos más respetuosos con el medio ambiente, reflejando acciones cotidianas.

Pieza textil del proyecto 'From the groundup', del británico Oscar Crabb.
Art Partner
Pieza textil del proyecto ‘From the groundup’, del británico Oscar Crabb.

Hikima Mahamuda, de Ghana, creó una prenda de lluvia construida con botellas de agua aplastadas; Breech Asher Harani, de Filipinas, ilustra el impacto de los tifones más destructivos en un cortometraje conceptual. Mingsheng Ni, de China, utilizó tejidos biológicos para crear un vestido como prueba de que los residuos pueden ser un material viable, mientras que Mehrdad Vahed Yousefabad, de Irán, presentó una foto desgarradora e inquietante del lago Urmia, el sexto lago salado más grande del mundo que sufre continuas sequías

“Personalmente, valoro la originalidad para interpelar la realidad. Cuan fuerte son los mensajes sobre la emergencia climática y qué recursos artísticos se utilizan para comunicar esa emergencia que atraviesa a toda la humanidad y, sobre todo, también valoro mucho si la obra de arte guarda reservado un lugar para la esperanza. Considero que, si bien vivimos una crisis climática, aún estamos a tiempo de corregir lo que hemos roto y ese apartado de optimismo me gusta verlo contemplado en las obras”, destacó Lidia Brito, jurado y directora de la Oficina Regional de Ciencias de la UNESCO para América Latina y el Caribe.

Amber Testino, una de las socias de Art Parnet y creadora del certamen, asegura que el objetivo es “atraer más atención hacia la COP26, donde los líderes mundiales determinarán el futuro de nuestra Tierra”. Al mismo tiempo buscan apoyar a la próxima generación de creadores, incluyendo aquellos de comunidades subrepresentadas.  “Este año hemos recibido una respuesta abrumadora de una gran variedad de solicitantes, desde el punto de vista geográfico, demográfico y cultural, que reflejan las preocupaciones globales y compartidas de una generación joven y creativa”, señala.

La COP26, la última oportunidad del planeta

Los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera continúan en niveles récord a pesar de las medidas de confinamiento por el COVID-19.
Unsplash/Johannes Plenio
Los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera continúan en niveles récord a pesar de las medidas de confinamiento por el COVID-19.

La COP26, la Conferencia sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, se celebra entre el 31 de octubre y el 12 de noviembre en Glasgow, Reino Unido.

«Si no se actúa con determinación, nos estamos jugando nuestra última oportunidad, literalmente, de cambiar el rumbo de las cosas», dijo el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, en los días previos a la reunión.

Para el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, un escenario de calentamiento de 1,5°C, como el fijado en el Acuerdo de París, es el «único futuro habitable para la humanidad».

Para poder limitar el calentamiento, los países deben reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero en los próximos ocho años.

Se trata de una tarea gigantesca que sólo podremos llevar a cabo si los líderes que asisten a la COP26 presentan metas realmente ambiciosas, con plazos concretos y planes para eliminar el carbón y transformar sus economías para alcanzar las llamadas cero emisiones netas.

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