Guterres: “Si un tercio de los países del G20 estuviera bajo el agua, quizás les resultaría más fácil acordar recortes de emisiones”
A escasos días del comienzo del debate de alto nivel de la Asamblea General, el titular de la ONU pone el énfasis en la crisis climática y pide a todas las naciones que reduzcan sus emisiones contaminantes hasta limitar el aumento de la temperatura mundial a 1,5ºC. En caso contrario, vaticina que se multiplicarán las tragedias con consecuencias devastadoras.
Tras su regreso de Pakistán donde presenció una “pérdida devastadora de vidas”, “enorme sufrimiento” y “enormes daños a las infraestructuras” por las torrenciales lluvias que sufre el país desde mediados de junio, el Secretario General de la ONU vislumbra “un futuro de permanente y omnipresente caos climático de una magnitud inimaginable”.
En conferencia de prensa antes del inicio del 77º periodo de sesiones de la Asamblea General, António Guterres explicó que la situación que observó en la nación asiática “es simplemente desgarradora. Ninguna imagen puede transmitir el alcance de esta catástrofe. La zona inundada es tres veces más grande que todo mi país, Portugal”, reiteró.
Guterres destacó que la situación que vive Pakistán es un claro reflejo de la insuficiente respuesta mundial a una crisis climática que acaban pagando los más vulnerables del mundo, como el Cuerno de África, el Sahel, las pequeñas islas o los países menos desarrollados, por “décadas de intransigencia de los grandes emisores de gases contaminantes.
“Los países del G20 son los responsables del 80% de las emisiones. También están sufriendo el impacto de sequías, incendios e inundaciones sin precedentes, pero la acción climática parece estar estancada. Si un tercio de los países del G20 estuviera hoy bajo el agua, como podría ocurrir mañana, quizás les resultaría más fácil acordar recortes drásticos de las emisiones”, reflexionó.
Como remedio a esta situación, Guterres destacó que todos los países, liderados por los del G-20, deben impulsar sus objetivos nacionales de reducción de emisiones contaminantes hasta limitar el aumento de la temperatura mundial a 1,5ºC y que al menos la mitad de las inversiones dedicadas al clima deberían destinarse a adaptación y resiliencia.
De no tomarse todas estas medidas vaticinó que “estas tragedias simplemente se multiplicarán, con consecuencias devastadoras durante años, incluyendo la inestabilidad y la migración masiva en todo el mundo. Mi mensaje a los líderes mundiales aquí reunidos es claro: Disminuyan la temperatura – ahora. No inunden el mundo hoy; no lo ahoguen mañana”.
El debate general de este año debe proporcionar esperanza
Con relación al próximo inicio del debate de alto nivel en la Asamblea General, el Secretario General advirtió que el encuentro llega en “un momento de gran peligro” y con las mayores divisiones geoestratégicas desde la Guerra Fría que paralizan la respuesta global a los desafíos que se enfrenta el mundo.
“Nuestro mundo está asolado por la guerra, golpeado por el caos climático, marcado por el odio y avergonzado por la pobreza, el hambre y la desigualdad. Los conflictos y los disturbios siguen haciendo estragos. La guerra en Ucrania está devastando un país y arrastrando la economía mundial”, detalló.
Una serie de problemas a los que añadió la posibilidad de que se produzcan múltiples hambrunas este año, el retroceso en los derechos de las mujeres y las niñas y el alza del coste de la vida que afecta especialmente a las personas y comunicades con menos recursos
Del mismo modo, indicó que la mayoría de los países en desarrollo carecen del espacio fiscal y del acceso a los recursos financieros necesarios para recuperarse de la pandemia de COVID-19 y proteger a su población del devastador impacto del cambio climático.
Los ácidos del nacionalismo y el egoísmo
Por todos estos motivos, dijo que la solidaridad prevista en la Carta de las Naciones Unidas “se ve devorada por los ácidos del nacionalismo y el egoísmo”.
“Por una escandalosa indiferencia hacia los más pobres y vulnerables de nuestro mundo. Por políticos que juegan con los peores instintos de la gente para obtener beneficios partidistas. Por los prejuicios, la discriminación, la desinformación y el discurso del odio que enfrentan a las personas entre sí. Por un sistema financiero global que penaliza a los que menos tienen. Por las empresas de combustibles fósiles que matan el planeta para sacar el máximo provecho”, especificó.
Guterres indicó que abordará estas cuestiones con recomendaciones concretas y un llamamiento a la acción durante su discurso ante la Asamblea General programado para la semana que viene.
“La gente necesita ver resultados en su vida cotidiana, o perderá la fe en sus gobiernos e instituciones, y la esperanza en el futuro. El debate general de este año debe tratar de brindar esperanza y superar las drásticas divisiones que afectan al mundo. Esa esperanza sólo puede venir a través del diálogo y el debate que son el corazón palpitante de las Naciones Unidas”, finalizó.
Guterres no vislumbra una paz inmediata en Ucrania
Cuestionado por si la reciente contraofensiva ucraniana, por la que reconquistó parte de su territorio, puede abrir la posibilidad de acabar con la guerra en ese país, o si, al contrario, servirá para alentar a los ucranianos a recuperar más territorio, Guterres declaró tener percepciones negativas sobre el conflicto.
“No haré comentarios sobre lo que pueda pensar cada una de las partes. Tengo la sensación de que estamos muy lejos de la paz. Creo que la paz es esencial, la paz en línea con la carta de la ONU y el derecho internacional, pero mentiría si dijera que espero que ocurra pronto”, afirmó.
A continuación, Guterres desveló haber mantenido una conversación telefónica esta mañana con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, donde hablaron de la posible extensión y expansión Iniciativa de Granos del Mar Negro, los obstáculos a la exportación de alimentos y fertilizantes rusos, los prisioneros de guerra y la comisión de investigación sobre los incidentes ocurridos el pasado 29 de julio en un centro de detención de Olenivka y la central nuclear de Zaporiyia.
Con relación a este último tema y preguntado por la ausencia de bombardeos durante los últimos tres días en la planta, el Secretario General confirmó las conversaciones entre el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica, Rafael Grossi con Rusia y Ucrania.
“Espero que contribuyan a calmar las cosas. No puedo establecer una relación causa-efecto, pero creo que la presencia del OIEA es un elemento disuasorio muy importante”, declaró.