Deporte y cambio climático, la campeona paralímpica Tatyana McFadden explica la conexión
Con motivo del día del deporte y la paz, en Noticias ONU hemos hablado con la mejor corredora en silla de ruedas de todos los tiempos. En la actualidad, la deportista se ha convertido en una activista por el clima y reclama más medidas para combatir el cambio climático. Nos explica por qué el calentamiento global supone una amenaza para todos, especialmente para las personas con discapacidad, y cómo el deporte puede contribuir a proteger nuestro planeta.
Tatyana McFadden es considerada la mujer más rápida del mundo. Ha sido seis veces atleta paralímpica estadounidense y 20 veces medallista paralímpica. Ha ganado 23 grandes maratones mundiales y ha batido cinco récords mundiales de atletismo.
McFadden nació con espina bífida y pasó los primeros años de su vida en un orfanato en Rusia con poco o ningún acceso a los servicios básicos —ni siquiera a una silla de ruedas— antes de ser adoptada por su madre, Deborah, con la que se mudó a Maryland, en los Estados Unidos.
Más de 20 años después, el recuerdo de esas vivencias está aún muy presente y son en parte el principal motivo de que se haya convertido en una activista de los derechos de las personas con discapacidad y de la necesidad de darles voz en cuestiones cruciales como el cambio climático.
“Sé de primera mano lo que es vivir sin una alimentación adecuada, ni agua potable, a veces ni siquiera calefacción o electricidad, así que son cosas que no doy por sentado. Afortunadamente, fui adoptada a los seis años por una maravillosa familia estadounidense y ya no tuve que vivir en esas condiciones. Sin embargo, con el cambio climático, en muchos países en desarrollo mucha gente está viviendo este tipo de situaciones», explica a Noticias ONU.
McFadden nos comenta las conversaciones que mantiene sobre el cambio climático con sus colegas atletas paralímpicos procedentes de países especialmente afectados.
«No hay duda de que el cambio climático es un gran reto mundial que realmente afecta a todas las personas. Pero, en realidad, afecta de forma desproporcionada a la población discapacitada», afirma.
El calentamiento global y el deporte
En el mundo del deporte, el calentamiento repercute de diferentes maneras, los atletas sienten cómo aumenta el calor durante sus eventos. Sin ir más lejos, en los Juegos Olímpicos de Tokio en 2020 se batió el récord en calor y humedad, lo que supuso un peligro para los participantes.
«Esto está directamente relacionado con la hidratación. Como atletas necesitamos estar muy hidratados. Tener una discapacidad, estar paralizado de cintura para abajo provoca problemas de circulación y para nosotros la hidratación ya es algo muy complicado. Puedes sufrir un golpe de calor y morir porque no te hidratas lo suficiente», explica.
La nutrición es otro factor sustancial para los competidores que, aunque no lo crean, puede convertirse en un gran problema para atletas de ciertos países”.
McFadden se enteró de que durante uno de los picos más altos de la pandemia por COVID-19, activistas estadounidenses tuvieron que entregar alimentos, y ofrecer atención sanitaria y medicamentos a los atletas paralímpicos sudafricanos que se encontraban muy débiles.
«Este es un gran [reto] al que nos enfrentamos, no solo por el COVID sino por la crisis climática. Como atleta de élite, me afecta personalmente porque la hidratación y la nutrición son fundamentales no solo para el rendimiento, sino también para la salud en general. Ver que mis colegas atletas paralímpicos carecen de estas cosas cuesta de asimilar.
Por este motivo, tenemos que formar parte de estas conversaciones, porque esas son las personas con las que yo compito. Muchos no pudieron ir a Tokio, por ejemplo, porque se encontraban en este tipo de situaciones», sostiene.
Un problema para el mundo del deporte
Según el reciente informe de políticas “Abordar el cambio climático a través del deporte” (EN) del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, el sector del deporte está sufriendo las consecuencias del aumento de las temperaturas, las precipitaciones más intensas y el incremento de los fenómenos meteorológicos extremos.
Un estudio citado en el informe mostraba que, con el calentamiento global, la mitad de las antiguas sedes olímpicas de invierno probablemente no podrán patrocinar los juegos de invierno en 2050 debido a la falta de nieve y hielo.
En 2018, las elevadas temperaturas obligaron a los organizadores del torneo de tenis US Open a ofrecer a los atletas un «descanso del calor». Durante el Open de Australia de 2020, la mala calidad del aire causada por los incendios forestales obligó a algunos tenistas a retirarse del torneo.
Para 2050, se prevé que casi una cuarta parte de los estadios de los equipos de la liga de fútbol inglesa (23 de 92) se inunden parcial o totalmente cada año.
Estos ejemplos son de eventos deportivos de alto nivel. Sin embargo, comenta la agencia, el impacto en eventos más pequeños y locales es potencialmente mucho mayor.
Desde las ligas juveniles hasta los equipos universitarios, millones de atletas ya se han visto afectados por las alteraciones climáticas, y estas no harán más que magnificarse con el tiempo.
Todos los sectores, todas las voces
A primera vista, la interrupción de los eventos deportivos puede parecer un problema menor en un contexto de inseguridad alimentaria, energética e hídrica que obliga a millones de personas a emigrar debido a los efectos del cambio climático.
«Sin embargo, la magnitud de la crisis dicta que las soluciones deben provenir de todos los sectores, de todas las naciones, de todas las voces, con una idea. Y resulta que los atletas pueden responder al desafío y contribuir a generar el cambio», explica el informe de la ONU.
Está claro que el mundo del deporte está en una posición única de liderazgo en la lucha contra el cambio climático y en la mitigación de sus efectos.
«Es una cuestión personal para mí. Queremos cambiar las cosas y ¿cómo podemos hacerlo deportistas como yo? Primero, tenemos que hablar del tema. Segundo, debemos trabajar con los patrocinadores, que cuentan con una audiencia externa enorme. Así que nuestro trabajo consiste en explicarles cuestiones clave como la importancia de la huella de carbono y de las emisiones cero de carbono. Además, tenemos que elogiar a los patrocinadores que ya están llevando a cabo una labor en este terreno y que están logrando grandes cambios», subraya la atleta.
El papel del deporte
Los eventos deportivos también contribuyen al calentamiento global. Según un informe de la Alianza para la Transición Rápida, el sector deportivo mundial contribuye con el mismo nivel de emisiones que un país de tamaño medio a través de su huella de carbono procedente del transporte, las construcciones, las instalaciones deportivas y las cadenas de suministro de equipos relacionados con el deporte.
Sin ir más lejos, se calculó que los Juegos Olímpicos de Río 2016 liberaron 3,6 millones de toneladas de dióxido de carbono, y el Mundial de Rusia 2018, 2,16 millones de toneladas.
Este tipo de evaluaciones podría subestimar el peaje del cambio climático, ya que no incluyen el impacto de la construcción de nuevos estadios, el agua y la energía consumida para llevar a cabo los eventos y los alimentos, el plástico y otros residuos generados durante los eventos.
Afortunadamente, se están tomando medidas para reducir la huella de carbono de los eventos deportivos.
El Comité Olímpico Internacional tiene como objetivo, para 2030, ir más allá de la neutralidad de carbono y hacer que los juegos estén libres de emisiones de carbono.
Atletas como Macfadden también han empezado a concienciar sobre este tema. El año pasado, con motivo de la cumbre sobre el cambio climático COP26, más de 50 deportistas olímpicos y paralímpicos de Tokio 2020 se reunieron para abogar por medidas ambiciosas por parte de los líderes mundiales durante la cumbre.
Según la agencia de asuntos económicos, el deporte puede desempeñar un papel crucial en la educación y la toma de conciencia sobre el calentamiento global y, en general, sobre las cuestiones medioambientales, incluyendo la promoción de un estilo de vida saludable y sostenible.
De hecho, un estudio ha revelado que los aficionados al deporte son receptivos a las iniciativas medioambientales, y se esfuerzan por reducir la huella medioambiental no solo cuando asisten a eventos deportivos, sino también en sus comportamientos cotidianos y como defensores de dichas iniciativas dentro de sus propias comunidades.
Es decir que campañas de sostenibilidad medioambiental dirigidas a grupos específicos pueden ser clave en este proceso. En este sentido, los atletas y los equipos deportivos pueden servir de modelo a sus seguidores, y educar a las personas y a las comunidades sobre el cambio climático, motivándolas a cambiar su estilo de vida para mejorar la salud del planeta.
McFadden también participó en el lanzamiento de la campaña WeThe15 durante los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, cuyo objetivo era visibilizar ese 15% de personas de todo el mundo que tienen una discapacidad y luchan contra las barreras y la discriminación.
«Miro hacia mi futuro con la esperanza de hacer posible un cambio y contribuir a que haya más personas con discapacidad con su merecido asiento en la mesa debate, asegurándonos de que formamos parte de la conversación sobre el cambio climático y haciendo nuestra parte para promover la sostenibilidad en el mundo», confiesa con esperanza la atleta de élite, mientras se prepara para París 2024, donde el Comité Olímpico está trabajando para convertirlo en un evento sostenible.
La campeona paralímpica estadounidense de atletismo forma parte, además, este 2022 de las celebraciones del Día Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz, que este año se celebra de manera virtual en la ONU, con otros atletas de élite y olímpicos, así como con los principales grupos deportivos, entre ellos el comité organizador de la Copa del Mundo de Qatar 2022, y el World Rugby.