Empiezan las negociaciones contra reloj en la Conferencia sobre Cambio Climático
El viernes debería concluir la COP27, pero hasta el momento no hay un acuerdo sobre el texto final. El titular de la ONU ha dicho a los negociadores que no es el momento de las acusaciones, sino el de actuar de forma conjunta par encontrar un acuerdo ambicioso que restaure la confianza de la gente.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la COP27, está programada para concluir en 24 horas, pero los países siguen divididos en varias cuestiones importantes, entre ellas la cuestión de las pérdidas y los daños, que alude a los costes en los que incurren los países que menos han contribuido al cambio climático, pero que están soportando la mayor parte de sus impactos, como el aumento del nivel del mar y los fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes.
A este respecto, el Secretario General de la ONU instó este jueves a los negociadores a estar a la altura de la urgencia del momento y acordar soluciones reales para resolver el mayor desafío al que se enfrenta la humanidad.
«Está claro que hay una ruptura de la confianza entre el Norte y el Sur, y entre las economías desarrolladas y las emergentes. No es momento de señalar con el dedo. El juego de las culpas es una receta para la destrucción mutua asegurada», dijo António Guterres a los periodistas en el Centro Internacional de Conferencias de Sharm El Sheikh.
El jefe de la ONU instó a los países a emprender el tipo de acción significativa que la gente y el planeta necesitan desesperadamente.
«El mundo está observando y tiene un mensaje sencillo: resistir y cumplir», subrayó.
La cuestión de las pérdidas y los daños
Guterres recordó a los líderes mundiales que las emisiones globales están en los niveles más altos de la historia, y que los impactos climáticos están diezmando las economías y las sociedades.
«La manera más eficaz de reconstruir la confianza es encontrar un acuerdo ambicioso y creíble sobre las pérdidas y los daños, y el apoyo financiero a los países en desarrollo. El tiempo de hablar sobre la financiación de las pérdidas y los daños ha terminado. Necesitamos actuar», declaró, instando a los negociadores a aportar soluciones concretas sobre uno de los temas más espinosos que están sobre la mesa en la Conferencia de este año.
El jefe de la ONU también pidió a los negociadores que envíen una señal clara de que se están escuchando las voces de los que están en la primera línea de la crisis, mientras se queman y se ahogan ante sus ojos.
«Reflejen la urgencia, la escala y la enormidad del desafío al que se enfrentan los países en desarrollo. No podemos seguir negando la justicia climática a los que menos han contribuido a esta crisis deñ clima y están siendo más perjudicados», explicó.
La cuestión de las pérdidas y los daños se ha incluido este año en la agenda oficial de la reunión por primera vez desde que empezó este tipo de Conferencia anual.
La creación de un nuevo mecanismo financiero para compensar las pérdidas sufridas por los países vulnerables y más golpeados por los desastres naturales es una demanda clave del bloque negociador conocido como el Grupo de los 77, que representa a casi todos los países en desarrollo.
Las energías renovables: la rampa de salida de una autopista al infierno
El Secretario General también se refirió a otra cuestión que ha preocupado a los activistas del clima en los últimos días: mantener la ambición de frenar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados.
«No se trata de mantener vivo un objetivo por el mero hecho de mantenerlo, se trata de mantener viva a la gente. Veo la voluntad de salvar el objetivo, pero debemos asegurarnos de que ese compromiso quede patente en los resultados de la COP27», dijo, y añadió que la actual expansión de las empresas de combustibles fósiles está secuestrando a la humanidad.
Una vez más, Guterres abogó por las energías renovables y por un pacto de Solidaridad Global por el Clima en el que los países desarrollados tomen la iniciativa.
«Un Pacto en el que los países desarrollados tomen la iniciativa en la reducción de las emisiones. Y un Pacto para movilizar, junto con las instituciones financieras internacionales y el sector privado, el apoyo económico y técnico para que las economías emergentes aceleren su transición hacia las energías renovables», dijo.
Guterres subrayó que las energías renovables son la «rampa de salida de la autopista del infierno climático», en referencia a uno de los mensajes más contundentes de su discurso de la semana pasada en la apertura de la COP27.
Entregar el dinero
El Secretario General de la ONU también pidió que se entreguen los 100.000 millones de dólares anuales prometidos en la COP15 de Copenhague, es decir el dinero que los países desarrollados prometieron para financiar los aspectos relacionados con la lucha contra el cambio climático.
En ese sentido, solicitó que todo el mundo actúe de forma consensuada para duplicar sus inversiones en materia de adaptación al cambio climático y reformar los bancos multilaterales de desarrollo y las instituciones financieras internacionales.
Estas «deben proporcionar el apoyo que los países en desarrollo necesitan para emprender una vía de energía renovable y resistente al clima«, destacó.
El reloj está en marcha
Por último, Guterres recordó a los negociadores que «el reloj del clima está corriendo» y que tienen la oportunidad de cambiar las cosas, por lo que deben actuar con rapidez.
«Tenemos ante nosotros soluciones acordadas: responder a las pérdidas y daños, cerrar la brecha de emisiones y cumplir con la financiación», concluyó.
El jueves, la Presidencia de la COP27 publicó un borrador del texto final de la Conferencia, que los expertos de las ONG acogieron con escepticismo al señalar que el documento de 20 páginas no es más que una lista de opciones que debe ser editada.
El texto actual aborda el objetivo de mantener el calentamiento global en un máximo de 1,5 grados centígrados y hace referencia a la ciencia, reitera el llamamiento del Pacto Climático alcanzado en la reunión del año pasado en Glasgow para reducir progresivamente el carbón, pero no menciona el petróleo y el gas.
También hace referencia a la doble financiación de la adaptación y acoge el punto del orden del día sobre pérdidas y daños, pero no pide la creación de un nuevo mecanismo financiero.
El Pleno de los Pueblos
El jueves también, cientos de representantes de la sociedad civil tomaron la sesión plenaria de la COP27 para exigir justicia climática, tocando los mismos puntos de acción que el Secretario General mencionó más tarde en su encuentro con la prensa.
La ceremonia comenzó con una bendición de los pueblos indígenas de Brasil, reflejando el importante papel de la espiritualidad como parte de la acción climática.
«Todos estamos conectados, humanos y no humanos (…) Todo es sagrado y lo que fue creado no puede formar parte de un mercado. La naturaleza es la vida», dijo el responsable del grupo.
La llamada Plenaria de los Pueblos, que tiene lugar todos los años en las cumbres climáticas de la ONU, contó este año con los representantes de los colectivos de pueblos indígenas, mujeres, jóvenes y trabajadores, entre otros.
Uno tras otro, los activistas compartieron su visión y experiencia sobre el cambio climático, y hablaron de los derechos humanos que, subrayaron, están siendo violados por la crisis actual.
«Jóvenes increíbles del Norte global y del Sur global se están uniendo en solidaridad para pedir que se actúe. Pero tenemos que buscar algo más que la esperanza. Necesitamos que los que están en el poder realmente escuchen y apliquen las soluciones», declaró el líder de la circunscripción juvenil.
Una marcha y una sentada por la justicia
Después de reunirse en la sesión plenaria, todos los asistentes salieron y realizaron una breve marcha en la zona exterior del Centro Internacional de Convenciones de Sharm el-Sheikh que terminó con una sentada, en la que leyeron la Declaración de los Pueblos por la Justicia Climática de la COP27.
El documento, respaldado por las decenas de organizaciones presentes, pide un «cambio de sistema» que garantice y posibilite:
- transiciones justas hacia sistemas de energía renovable descentralizados 100% propiedad de los pueblos
- el pago de la deuda climática mediante la reducción de las emisiones a un nivel real cero para 2030 y el tratamiento de los daños y perjuicios
- la eliminación progresiva de los combustibles fósiles
- la garantía de un entorno seguro y propicio para la sociedad civil
«Estoy aquí porque estoy enfadado. Mis comunidades ya se han visto afectadas por una sequía continua durante la última década. Mi pueblo no ha visto llover en los últimos diez años. Sus medios de vida ya se han visto afectados», dijo Ina Maria Shikongo, activista indígena de Namibia, a Noticias ONU.
Shikongo dijo que Namibia es actualmente uno de los países más secos del sur de África y, sin embargo, los líderes mundiales siguen debatiendo si deben pagar por las pérdidas y los daños.
«Nuestros gobiernos siguen pidiendo fondos prestados sólo para poder apoyar a las comunidades, cuando somos los menos responsables de la crisis climática. Namibia es un sumidero de carbono, así que eso significa que el Norte Global sí nos debe reparaciones climáticas», subrayó.
Día de las Soluciones
El jueves fue oficialmente el «Día de las Soluciones» en la COP27.
Para Shikongo, las respuestas a la crisis climática están en las comunidades indígenas del mundo.
«Deberíamos ser nosotros los que estuviéramos en la mesa. Deberíamos ser nosotros, como naciones indígenas y como impactos como comunidades. Deberíamos estar ahí. Tenemos las soluciones. Los indígenas tienen las soluciones, pero se niegan a escucharlas», denunció.
La activista polaca Dominika Lasota dijo a Noticias ONU que está en la COP27 para promover el fin de los combustibles fósiles, que en su opinión están impulsando la guerra en Ucrania.
Lasota afirmó que los proyectos comunitarios renovables deben ser la principal solución a la crisis climática, y también destacó que las comunidades indígenas, que llevan siglos protegiendo los ecosistemas del planeta, deben ser escuchadas.
«Necesitamos desesperadamente redirigir el dinero de la muerte, de los combustibles fósiles y de las inversiones que destruyen nuestras vidas, hacia soluciones y hacia cosas que protejan la luz de los pueblos indígenas, como la financiación de pérdidas y daños», subrayó.